El 28 de Abril de 1978, el Parque Nacional Torres del Paine fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO (la tercera más antigua del país). Es decir, en aproximadamente 8 meses más, esta reserva cumplirá 40 años.
Esta situación que nos debería llenar de satisfacción, se ha convertido en una especie de carrera contra tiempo. Esto es, debido a la falta de un expediente actualizado, un comité gestor funcional y un plan de gestión vigente; la UNESCO ha establecido un plazo de cerca de un año para la ampliación de la Reserva de la Biosfera de Torres del Paine, con la respectiva entrega de la documentación ya señalada. De lo contrario, existe un riesgo real de que nuestro territorio pierda la calidad de Reserva de la Biosfera.
Por este motivo, hace ya varios meses atrás, se generó un comité de iniciativa que está apoyando a CONAF en la elaboración y gestión de lo solicitado por la UNESCO. Es un equipo formado por representantes de la academia, municipalidades, servicios públicos relacionados y el mundo privado; del cual HYST forma parte.
La situación es la siguiente, la Reserva de la Biosfera se está extendiendo a toda la comuna de Torres del Paine, y el sector norte de la comuna de Puerto Natales, incorporando toda esta ciudad; con dos zonas núcleo: El Parque Nacional Torres del Paine y la Reserva Cueva del Milodón.
Independiente a la documentación que debe ser preparada para la UNESCO, creo que el mayor desafío es crear en la comunidad el sentido de pertenencia que significa vivir en una Reserva de la Biosfera.
En ocasiones, he escuchado aseveraciones como “que la ampliación de la Reserva de la Biosfera hará más difícil o pondrá trabas al emprendimiento y desarrollo económico…”
Trataré de entregarles antecedentes de que esta especie de paradigma esta errado, según mi perspectiva.
La Reserva de la Biosfera fue creada en el marco del Programa Hombre y la Biosfera. Es decir, la misma UNESCO indica que “sin personas, no hay Reserva de la Biosfera”.
Su objetivo es promover y demostrar una relación equilibrada entre seres humanos y la biosfera. Yo lo interpreto como pequeñas “islas” donde los humanos que habitamos en ellas, hacemos el esfuerzo de trabajar bajo el concepto de desarrollo sostenible.
Entendiendo que la sostenibilidad es un proceso constante de mejora continua, y que siempre se pueden mejorar los procesos; en la zona de ampliación de la Reserva de la Biosfera conviven actividades como turismo de intereses especiales, ganadería extensiva y agricultura. Que mejor ejemplo, de potenciales actividades sostenibles.
Ahora bien, esto aún no resuelve el sentido de pertenencia que debe sentir la comunidad hacia la Reserva de la Biosfera. Hasta ahora, solo se ha utilizado principalmente por el turismo, como un eslogan para diferenciarnos de otros destinos.
¿Pero que gana la ganadería con esto?, ¿Cuál es el beneficio para los horticultores y artesanos?
Pues bien, si entre todos logramos levantar un sello, una marca sectorial que indique y que posicione en el mundo, que éste u otro producto se generó en la Reserva de la Biosfera de Torres del Paine; en un lugar que es un ejemplo de cómo los humanos trabajamos en equilibrio con el medio que nos rodea; no tengo la menor duda que tendrá un mayor valor.
Así podemos hacer tangible, para todos los sectores, el beneficio de pertenecer y trabajar dentro de una Reserva de la Biosfera.
Víctor Fernández Salinas
Gerente de la Asociación Gremial de Hoteles y Servicios Turísticos de Torres del Paine (HYST)