Hace un par de días atrás, tuve la oportunidad de ser invitado a la inauguración de la embarcación “Ventus Australis”; flamante nave de 89 metros de eslora que se encontraba atracada en el cada vez más largo muelle Prat.
En el salón Darwin, ubicado en la última cubierta de la embarcación, diferentes autoridades, empresarios turísticos, representantes de servicios públicos y de la academia; compartían y se asombraban de una infraestructura intachable con capacidad para 210 pasajeros. El coctel se realizaba en el resultado de la visión de una empresa regional con más de 25 años de experiencia, un referente en el turismo de intereses especiales, galardonado recientemente por tercer año consecutivo como uno de las mejores empresas de “cruceros en océanos pequeños”.
Luego de las palabras y bendición del Monseñor Bastres, y del reconocimiento de aquellos profesionales que diseñaron y construyeron esta nave; inicio su discurso el gerente general de COMAPA SA, don Gerardo Álvarez. Y es en la sabiduría de sus palabras, en las que deseo centrar esta columna.
En primer lugar, destacar que la inversión de 35 millones de dólares, realizado por la empresa, puede haberse no concretado, al igual que la construcción de las 3 embarcaciones anteriores, sin el apoyo de las mal llamadas leyes de excepción. Realmente estamos hablando de leyes de incentivo a la inversión (ley austral en este caso), que hicieron posible y facilitaron que esta embarcación sea una realidad y un importante aporte para el turismo regional. Estas leyes, creadas por Magallánicos para el beneficio del nuestro territorio están operando y atrayendo inversión. Son claramente perfectibles, pero su revisión para una eventual eliminación, no tiene sentido alguno.
Pero, sin lugar a dudas, lo que me causo mayor impacto del mencionado discurso, fue cuando Gerardo Álvarez, refiriéndose a la implementación del Parque Marino Cabo de Hornos, indicó que como empresa, no habían sido invitados a participar de este proceso.
Una empresa referente turística, con los pergaminos ya mencionados, al igual que otras, presentes en este evento, que también mencionaron algo similar; no participen en un proceso de tal relevancia regional; francamente no me parece correcto.
Hace 2 semanas atrás, redacte una columna indicando que actualmente casi la mitad del presupuesto para la conservación de Áreas Silvestres protegidas en Chile, está siendo aportado por el turismo. Además, gracias a los cruceros Australis, se realizan labores de logística y transporte a científicos que están desarrollando importantes investigaciones en glaciares y fiordos. Sin su aporte, sería inviable el desarrollo de estos estudios científicos; que se enfocan principalmente en el cambio climático.
Para dejar en claro, no estoy manifestando mi descontento respecto a la implementación de un Parque Marino en nuestra región, creo es una iniciativa destacable; pero cualquier énfasis en el uso del territorio debe ser conversado, analizado, trabajado y consensuado con los actores locales correspondientes. Esto requiere del diseño y desarrollo de Planes Maestros de desarrollo territorial, que no se están realizando.
Cada año existen más y más áreas silvestres protegidas. Este parece ser la meta, cuando esto solo es el inicio. El cómo financiarlas? y que actividades hacer en ellas?; parecen ser preguntas que quedaron relegadas.
Solo un dato, los Parques Nacionales Alberto d Agostini y Bernardo OHiggins, fueron creados en 1965 y 1969, respectivamente; y aun no cuentan con un Plan de Manejo aprobado.
Por último, ante una cada vez mayor cantidad de demandas sociales en temas prioritarios, se prevé una continuación en la disminución del presupuesto para conservación por parte del Estado. Y es aquí donde la industria turística tiene la capacidad de financiar tanto la ciencia como la conservación. Pero para ello, debemos trabajar juntos desde el inicio.
Víctor Fernández Salinas
Gerente de la Asociación Gremial de Hoteles y Servicios Turísticos de Torres del Paine (HYST)