Nos encontramos a pocos días de que prácticamente todo el territorio chileno continental cambie de huso horario (horario de invierno), a excepción de nuestra región de Magallanes y Antártica Chilena. Esto se traduce en que entre el 13 de Mayo y el 12 de Agosto, Chile tendrá, por primera vez en su historia, tres husos horarios en invierno; periodo durante el cual Magallanes tendrá una hora más que la mayoría del territorio nacional.
Mientras se acerca la aplicación de esta medida, es posible evidenciar como en las redes sociales se ha polarizado la opinión de la comunidad magallánica, haciendo mención a como esto nos afectará positiva o negativamente. Por ello, a través de este espacio, deseo incorporar otra arista al debate, que no ha sido muy frecuente: el impacto de la mantención del horario de verano en el turismo regional.
“El turismo en general, vive de la luz” y “si anochece antes, el consumidor se retrae” son dos enunciados indicados por empresarios turísticos y de comercio de la provincia de Alicante, España; durante el año pasado, cuanto también estaba el debate del cambio del huso horario.
Creo esto grafica claramente que, durante la época de invierno donde tenemos algo más de 8 horas de luz al día, la industria turística debe gestionar muy bien este período para mejorar la experiencia del cliente mientras visita nuestro territorio.
Es importante destacar que cuando un turista pernocta en un centro urbano como Punta Arenas, Puerto Natales o Porvenir; al día siguiente debe desplazarse generalmente por un periodo de al menos una hora para arribar a un destino o atractivo turístico, para luego realizar la actividad. En este sentido, el continuar con el huso horario de verano permite una mayor eficiencia en la utilización de horas luz, al ocupar las horas oscuras de la mañana para transportar al turista; y la mayor cantidad de horas claras durante la tarde para que el mismo desarrolle su actividad. Todo esto, sin la necesidad de cambiar la logística de la empresa proveedora del servicio.
Es decir, esta medida es un complemento al esfuerzo que está realizando la industria turística en la región para minimizar la marcada estacionalidad que aún existe, pero que cada vez evidencia más signos de disminución.
Por ello, es un desafío para la industria tratar de medir los impactos que esta medida generará en el turismo, en comparación con el año anterior, con la finalidad de que en los próximos periodos se tomen decisiones con información certera y confiable; y que beneficie a nuestra comunidad.
Víctor Fernández Salinas
Gerente de la Asociación de Hoteleros y Servicios Turísticos de Torres del Paine (HYST)