Probablemente estamos viviendo la mejor racha de la historia del turismo en nuestro país: record histórico de visitantes (5 millones 640 mil durante 2016), mejor destino de turismo aventura del mundo y constantes distinciones de diferentes destinos de Chile en reconocidas ferias y revistas especializadas.
Todo ello, producto de años de trabajo público privado que ha permitido dar visibilidad a nuestros destinos y atractivos en diferentes mercados objetivos.
Sin embargo, no podemos ser miopes ni irresponsables en este análisis, ya que también estos resultados, en cierta medida, se deben a la oportunidad que el mismo mercado nos está entregando.
Me explico, el turismo comienza con el sueño de una persona por visitar y vivir una experiencia en algún lugar del mundo. Al momento de tomar esa decisión, el mundo que conocíamos hace 5 años atrás se ha reducido, y bastante; principalmente para turistas europeos y norteamericanos que desean visitar un destino remoto, seguro y estable.
Medio oriente, áreas de África central y norte; e incluso en los desafortunados eventos recientes en Europa, evidencian el terrible flagelo del terrorismo, con diferentes intensidades.
En Latinoamérica, Venezuela y Brasil están transitando por momentos de inestabilidad social y política. Mientas que la amenaza del zika, está presente en Centroamérica y al norte de Suramérica.
En este contexto, Chile es visto internacionalmente como un país seguro y estable; situación envidiable para muchos países con vocación turística.
Sin embargo, ¿estaremos dejando de ser un destino confiable?
Por seis días se ha prolongado el paro nacional de los trabajadores de Aduanas, seis días en que turistas en todo Chile no pudieron ingresar al territorio nacional, o peor aún, no lograron salir. Esta situación que generó una comprensible indignación de miles de turistas, no cabe duda, se va a difundir “boca en boca” pero con un megáfono, con la amplificación de la redes sociales.
Estos pueden ser considerados hechos aislados, pero si sumamos los paros de aduana de Noviembre de 2016 y Enero de 2017; además de desarticulaciones locales, como por ejemplo, una deficiente capacidad de difusión de las medidas implementadas por CONAF en el Parque Nacional Torres del Paine, entre otras; corresponden a situaciones que van en contra de la imagen de destino amigable que hemos y estamos construyendo.
Aun somos un país seguro y confiable; por lo que debemos trabajar en forma articulada para que esto se mantenga así. No olvidemos lo difícil que ha sido construir esta imagen y lo fácil que es destruirla, principalmente en una industria tan sensible como el turismo.
En resumen, no nos “farriemos” esta oportunidad de continuar evolucionando y creciendo turísticamente por rencillas internas que generan gran impacto a nuestra imagen país.
Víctor Fernández Salinas
Gerente de la Asociación de Hoteleros y Servicios Turísticos de Torres del Paine (HYST)