Con el inicio de un nuevo año, el crecimiento del turismo regional parece estar llegando a los niveles que se evidenciaron durante la temporada 2016 – 2017.
Así lo demuestra la Encuesta Mensual de Alojamiento Turístico, con un aumento interanual de 7,9% y 5,4% en las pernoctaciones y llegada de turistas a la región; respectivamente, durante Enero de 2018.
Situación similar es la que evidencia la estadística de visitación al Parque Nacional Torres del Paine, con un incremento de 9,9% respecto al mismo mes de 2017.
Todo incremento interanual en la llegada de turistas a la región es positivo. Demuestra el crecimiento de la industria del turismo. Sin embargo, en un territorio que está haciendo esfuerzos para romper la estacionalidad turística, es necesario analizar más allá los resultados estadísticos, sin caer en la autocomplacencia ante estas cifras positivas.
Me explico, en un escenario de desestacionalización, se esperaría que el porcentaje de incremento interanual de pernoctaciones y llegadas de turistas en los meses de temporada baja sean muy superiores a los de temporada media. Y estos también, superiores a los de temporada alta.
Un escenario de evolución turística como el anterior, en el largo plazo permitirá un flujo más contante de visitantes durante todos los meses del año.
Sin embargo, esto no es lo que está ocurriendo. Los meses de Junio y Julio del año pasado, durante la temporada más baja, se evidenció un decrecimiento regional en la pernoctación de turistas, de 6 puntos porcentuales. Mientras que durante la temporada media (Octubre y Noviembre) el crecimiento de las pernoctaciones fue mínimo, cercano a cero.
Durante la temporada 2016 – 2017 la estadística de visitación al Parque Nacional Torres del Paine evidenció una correcta tendencia de desestacionalización, con cifras incremento cercanas a los dos dígitos en temporada baja y media; y aumentos muy marginales en temporada alta. Mientras que en la temporada turística actual, la situación es totalmente contraria.
La desestacionalización turística regional debe ser una prioridad para las próximas autoridades. Es un desafío que debe comenzar con minimizar o eliminar las barreras de acceso a los turistas a la región y sus destinos turísticos. Por ejemplo, las restricciones para ingresar a Parques Nacionales durante invierno o la notable disminución de servicios de transporte aéreo y terrestre, entre otras. Esto además, acompañado con estrategias de promoción regional que apunten a mercados objetivo como Brasil, cuyos turistas llegan en grandes cantidades a la zona central durante el invierno, pero que no continúan su viaje al extremo sur.
Si deseamos que la región tenga una real vocación turistica, debemos trabajar en la desestacionalización.
Víctor Fernández Salinas
Gerente de la Asociación Gremial de Hoteles y Servicios Turísticos de Torres del Paine (HYST)