Hace tres semanas atrás, el Estado de Chile recibió la donación de 407.625 hectáreas de parte de las fundaciones ligadas al fallecido ecologista estadounidense Douglas Tompkins. En este contexto, el Sr. Hernan Mladinic, director ejecutivo de Tompkins Conservation; emitió interesantes comentarios a la prensa nacional; como “”Hay un desafío para el Estado de estar a la altura del regalo”.
Manifestó además, que con este acto de donación haya una oportunidad de cambiar lo que se ha hecho hasta ahora y de mejorar en las deficiencias, indicando que “Tenemos que empezar a exigir que tengamos parques nacionales a la altura, y ni siquiera me estoy poniendo al nivel de los parques nacionales más sofisticados del mundo, sino de nuestros propios vecinos, que tienen más recursos invertidos”.
Respecto a esto último, el Sr. Mladinic probablemente se refería al estudio de la Fundación Terram, donde se establece que la totalidad de fondos disponibles para la protección de la diversidad biológica y áreas protegidas promedia 1,3 dolares por hectárea de área protegida en nuestro país (2016).
Esta cifra está muy debajo Costa Rica (US$ 16 app), Argentina (US$ 9 app) y Uruguay (US$ 4 app); donde también nos superan México, Colombia y Brasil.
Desde las fundaciones de Tompkins creen que otro de los desafíos es retribuir a los parques nacionales lo que aporten a la economía chilena, considerando por ejemplo según cifras del Servicio Nacional de Turismo, el 75% de los visitantes extranjeros eligió Chile debido a las reservas.
En este contexto, se debe reflexionar en el desglose del presupuesto que financia la operación de las áreas silvestres protegidas.
Si utilizamos como ejemplo el presupuesto del año 2016, los ingresos monetarios de estas áreas provienen de aporte fiscal que alcanzó 7.114 millones de pesos; e ingresos de operación (visitación y concesiones), que asciende a 7.376 millones de pesos.
Cabe destacar que de esta última cifra, el Parque Nacional Torres del Paine aporta un 35% de esos ingresos, por concepto de venta de entradas y pago de concesiones. Sin embargo, el presupuesto para gasto operacional del presente año considerado para este Parque, solo llegaría a los 400 millones de pesos.
He aquí la dicotomía existente, donde se está realizando un importante esfuerzo público privado para posicionar turísticamente nuestro país y región; pero no se condice con los recursos necesarios para ejecutar una efectiva gestión y operación territorial de nuestras áreas silvestres protegidas.
Solo como ejemplo, el Gobierno Regional el año 2015 aprobó 4.900 millones de pesos para que se concrete el Plan de Promoción de la Patagonia. Este financiamiento exclusivamente regional entregado a SERNATUR para realizar promoción turística, corresponde a más del 30% del presupuesto total que cuenta CONAF a nivel nacional para gestionar las áreas silvestres protegidas.
Claramente, es necesario que el Estado invierta más en sus áreas silvestres protegidas, para estar a la altura.
Víctor Fernández Salinas
Gerente de la Asociación de Hoteleros y Servicios Turísticos de Torres del Paine (HYST)