De los 150 guardaparques transitorios que trabajaron durante esta temporada alta en el Parque Nacional Torres del Paine, 34 fueron mujeres. Este inédito porcentaje (alrededor de un 23%) reveló una realidad que, aunque se sospechaba, no se había demostrado concretamente: el contingente femenino tiene especiales habilidades para realizar tareas de atención e inducción de público en porterías, así como para la contención y manejo de reclamos.
Federico Hechenleitner, Superintendente del Parque Nacional Torres del Paine, explica que este año se privilegió el trabajo de guardaparques transitorias en las porterías del parque, obteniendo excelentes resultados. “Su integración generalizada en funciones de guardaparque ha sido una experiencia positiva, esencialmente porque ha mejorado notablemente la atención de los visitantes. Son más acogedoras, pero a la vez tremendamente rigurosas al entregar la inducción a quienes van a recorrer los senderos de montaña”.
Hechenleitner agrega que durante la temporada 2013-2014 las porterías del parque han sido atendidas casi exclusivamente por mujeres, en su mayoría guardaparques transitorias. “También contamos con el apoyo de algunas voluntarias y, en general, tuvimos una buena evaluación, tanto de los visitantes, como de los guías y operadores turísticos”.
Si bien este año la integración de mujeres fue experimental, los positivos resultados hacen pensar que su incorporación debiera ser una norma en el futuro, concluye el Superintendente del parque. Además, se considera incorporar presencia femenina en los senderos, “en la medida que mejoremos nuestras instalaciones en la montaña, las incorporaremos a las funciones de patrullaje y vigilancia. No hay diferencias en el desempeño entre hombres y mujeres a la hora de trabajar en terreno y, además, la interacción de grupos mixtos da excelentes resultados, pues se complementan los atributos positivos de ambos”.
La experiencia fue destacada también por el Director Regional de CONAF (I), Juan Ivanovich, quien resaltó “el gran interés de profesionales de distintos ámbitos en integrar el equipo del parque en la convocatoria que realizamos en septiembre pasado, en la que recibimos más de mil postulaciones”.
Experiencia inolvidable
La mayor concentración de mujeres guardaparques se dio en el Sector Laguna Amarga, donde se ubica la portería del mismo nombre que esta temporada se vio recargada al recibir a quienes normalmente ingresan por la Portería Serrano, dado el cierre de la ruta Y-290 por trabajos en la carpeta de rodado.
En dicha área trabajaron seis guardaparques transitorias en grupos de tres, a las que se sumaron dos voluntarias israelíes. A juicio de Francisco Barrientos, jefe del sector, el aporte de las jóvenes “se notó especialmente en la calidad de la atención de público, pues como varias de ellas son bilingües, muchas veces pudimos entregar la inducción en español, inglés y hebreo». Barrientos comenta que “esto fue muy valorado por los visitantes extranjeros, que agradecen recibir información en su idioma, especialmente en aquellos días de alto tráfico. Hay que pensar que llegamos a atender a 1.300 personas diarias. Pese a esta gran demanda, recibimos agradecimientos y felicitaciones”.
Una de ellas es Katherinne Pérez Olea, de 25 años, para quien ésta es su segunda temporada. El año pasado realizó en el parque su práctica profesional de Ingeniería en Servicios Ecoturísticos, una meta que se planteó desde el segundo año de carrera. Por ello, no dudó en viajar nuevamente a la región desde Santiago, donde reside, y ya planea postular el próximo año.
Entre sus razones para trabajar en el Parque Nacional Torres del Paine destaca que “es un lugar hermoso, que tranquiliza y donde te reciben muy bien. Además de servir como experiencia laboral, he aprendido muchas cosas a nivel personal; como la mayoría somos ‘del norte’, no es fácil estar lejos de la familia y se crean lazos de amistad muy lindos”.
Durante la temporada, Katherinne Pérez ejerció como jefa de cuadrilla en Laguna Amarga y realizó la inducción a los visitantes, dando a conocer las reglas y recomendaciones del parque.
También se contó con el trabajo de mujeres en el Centro de Visitantes, ubicado en el sector de la Sede Administrativa, en la Villa Monzino, ejerciendo funciones similares, así como tareas administrativas y de apoyo a la coordinación. Gonzalo Cisternas, Jefe del Programa de Uso Público del parque destaca que “esta temporada fue muy distinta a las anteriores, pues se realizaron importantes cambios en la estrategia de recepción e información de nuestros usuarios, implementando con personal femenino los principales sectores de ingreso de visitantes. Esta nueva modalidad ha sido todo un éxito y nos ha permitido poner en el sitial que corresponde el tema de género, las mujeres tienen las mismas capacidades y oportunidades que los hombres para poder desempeñar sus funciones de guardaparques en las áreas silvestres de nuestro hermoso país”.
Con entusiasmo, comenta que “ha sido un privilegio liderar a este gran equipo de mujeres guardaparques, estamos haciendo historia y los resultados están a la vista: nuestros visitantes agradecen un servicio de excelencia, con información precisa y actualizada”.
Haciendo historia
Pocos saben que Magallanes fue la segunda región en el país en contar con una mujer guardaparque. En 1980, la natalina Cristina Yáñez Ruiz abrió el camino a aquellas que hoy se desempeñan en las áreas silvestres protegidas y en las brigadas de combate contra incendios forestales.
Tras concluir sus estudios de Técnico en Turismo en Temuco, Cristina Yáñez realizó su práctica en el Parque Nacional Conguillío, en la Región de La Araucanía, donde conoció a la primera mujer guardaparque del país. Regresó a Magallanes albergando la ilusión de integrarse al equipo de jóvenes que trabajaba para CONAF en el Parque Nacional Torres del Paine. Tenía entonces alrededor de 22 años y la motivaba el interés por la naturaleza y la protección del medioambiente.
Hoy se siente orgullosa y satisfecha al ver a otras mujeres realizando labores de guardaparque en las áreas silvestres protegidas de la región, siguiendo el camino que ella abriera hace más de tres décadas.
A mediados de los ’90 asumió en el Parque Nacional Torres del Paine la segunda mujer guardaparque propiamente tal, Mónica Alvarado Álvarez, actual funcionaria de la Oficina Provincial de Última Esperanza. La tendencia continuaría, hasta llegar hoy en día a contar con cinco mujeres en el equipo de 31 guardaparques permanentes de la unidad: Raquel Harris, Analía Lira, Brígida Márquez, Mónica Quinchamán y Yasna Garay.