La industria turística de la Provincia de Ultima Esperanza, está experimentando una verdadera paradoja, como resultando del anuncio del cierre de la ruta Y-290 (Milodon-Sector Serrano): “Para generar una futura mejora en la operación turística y la experiencia de los visitantes en el sector Sur de Torres del Paine; se estará afectando drásticamente la operación turística y la experiencia del visitante en lo que resta de esta temporada”.
Pues bien, el diagnostico que ha realizado el turismo es claro. El cierre de la ruta por cerca de 10 horas diarias durante lo que resta de la temporada turística, para el asfaltado de 16 km. se va a traducir en que de las 3 rutas de acceso al PNTP, solo la de Laguna Amarga estará totalmente operativa. Esto significa un importante aumento de flujo vehicular en la Portería y sus rutas de acceso, lo que generará congestión, mayores tiempos de espera y aumento en el riesgo de accidentes y transporte de materiales peligrosos dentro del PNTP. Además, del aumento del costo operativo de las empresas, el tiempo de conducción de los choferes y de horas de trabajo de los guías por el desvío de casi dos horas. Sumar también, lo que todo esto implica en la experiencia del turista.
Este es el punto de partida de mi reflexión: ¿Cómo una significativa inversión del estado en el mejoramiento de rutas, algo que debiese tener un apoyo transversal, está generando tanta controversia?
Creo que la respuesta la encontré, recordando la charla dictada por el Sr. Arturo Crosby, presidente de la organización Forum Natura, quien a mediados de Septiembre participo en un Foro Turístico desarrollado en Punta Arenas.
Él indicaba que “la potencialidad turística no se mide por la belleza y la riqueza cultural, sino por la capacidad de gestión que uno tiene». Y como ejemplo de su análisis, destacó a Las Vegas, en Estados Unidos, que a pesar de estar emplazada en medio de un páramo desértico, es uno de los dos mayores destinos turísticos del mundo. «Es, entonces, la capacidad de gestión del talento humano la que mide el potencial turístico de un territorio y no las bellezas naturales”.
He aquí la clave. En muchas ocasiones he escuchado como turistas chilenos destacan los destinos turísticos de Argentina; pero siempre se cuestiona que las bellezas naturales, paisajísticas y de biodiversidad en Chile son mayores que las de nuestro país vecino. Sin embargo, aun así, sus destinos turísticos son mucho más desarrollados en todo sentido. Y la respuesta a esa inquietud está en el análisis del Sr. Crosby: la capacidad de articulación de sus actores que se traduce en la gobernanza de un destino. Ejemplo concreto de aquello, es lo que detallé en la columna anterior respecto al trabajo asociativo que está gestándose en El Calafate para potenciar el Turismo Invernal.
Ahora, regresando a Torres del Paine; lo que respecta al cierre de la ruta Y-290 es algo que está poniendo a prueba, actualmente, nuestra capacidad de llegar a acuerdos, pero de una forma reactiva a un problema ya existente. Debemos considerar que en los próximos 10 años, debiera aumentar la inversión estatal y sus respectivos trabajos en rutas de Torres del Paine; para lo cual es necesario, de forma proactiva y no reactiva, generar la articulación necesaria, y de ser posible la gobernanza del destino; para que no experimentemos nuevamente la paradoja actual.
Una propuesta concreta, es que el turismo esté presente en los comités de evaluación y decisión de adjudicación de licitaciones de trabajo en rutas de acceso a destinos turísticos. De esta forma, puede poner en valor criterios que minimicen el impacto que tienen las faenas de construcción en la industria turística.
Víctor Fernández Salinas
Gerente de la Asociación Gremial de Hoteles y Servicios Turísticos de Torres del Paine (HYST)